9 jul 2010

~No era un dia diferente, no habia nada que llamara mi atención, nada mas que eso, claro. Todos hablaban de eso en la ciudad, nadie parecia interesarse en otra cosa. Era un lugar muy frio, sin colores, mas bien tirando a sepia o blanco y negro. ¿Las personas? No estoi seguro de que lo fueran. Solo se admiraban a si mismos, no esperaban nada de los demas, y tampoco ofrecian nada. Pero eso iba a cambiar, o al menos eso decian. Todos esperaban ansiosos el dia en que llegara a cada uno, y asi encontrar lo que buscaban. Era raro, todos estaban felices a pesar de que no habia razones para estarlo, todos festejaban su llegada y todavia no habia llegado.
Sali a comprar fruta por la tarde, a la hora que abren los negocios, vos sabes, tipo 5 de la tarde. Nadie. ¿Que? ¿Nadie? Nadie esperando el colectivo, nadie comprando, nadie observandose a si mismo. Supuse que habia pasado una catastrofe, pero luego deduje que de ser asi me habria enterado. Comencé a caminar, mirando los negocios cerrados, las calles vacias. La ciudad entera parecía muerta, ni siquiera los pájaros se acercaban al suelo. Nose cómo, ni por qué, pero deje de preocuparme, comencé a pensar en casa, había que limpiar el baño y la cocina, hacía tres dias que lo venia posponiendo. Y el auto, ah si el auto, tenia que lavarlo, asi no lo criticarían mas, nose porque los autos originales son tratados de viejos. Seguía solo, demasiado. Hasta que creí verla. La senti. La imaginé. Aún no habia nadie, pero no estaba solo. Ya no sentia la necesidad de guardar las cosas que los demas necesitaban, ya no tenia que fijarme en como me vestia, solo para agradarme a mi mismo. Ahora las cosas eran claras. Las personas no eran objetos sin valor alguno, eran seres con sentimientos y ganas de compartir. La vida no era una palabra más en el diccionario, era la respuesta misma a todas las preguntas alguna vez formuladas. Seguía solo, ya no me quedaba mucho tiempo. Agradecí por ese instante, esa felicidad extraña pero hermosa, esas ganas de una segunda oportunidad. No vi mas que el techo de mi casa, ahi termino la extraña partitura mal escrita que me toco vivir. No sigas mis pasos, los de mi ciudad, demostralo antes de que sea tarde.

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