17 oct 2010

Todos tienen derecho a tener una familia, no importa su tamaño. 
Tanto las familias grandes como las pequeñas son necesarias e imprescindibles para un buen y sano crecimiento.
En ellas, las caricias, los besos, las miradas, los secretos, los juegos, la hora de la merienda, el beso antes de dormir... están siempre presentes.
La familia contiene, educa, es como ese palito que sostiene una pequeña planta hasta que crece, ayudándola para que el viento no la rompa y la lluvia no la lastime.
La familia es el mejor lugar del mundo, en ella y con ella nada malo sucederá.
Los recuerdos familiares de la niñez nunca se olvidan, quedan en un rincón del corazón para siempre y ayudan a las personas a ser nuevamente como aquel fino palito que deberá sostener otras pequeñas plantitas.

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